Aquel 26 de Septiembre de 1975 |
Escrito por Vicente P.
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Éramos jóvenes militantes de la Unión
de Juventudes Maoístas. Todas las
células de la organización desplegaron
una intensa actividad, la célula de
Movimiento Obrero, la de enseñanza,
la de barrios, entonces éramos una
organización fuerte y comprometida en la
lucha contra el fascismo.
Días anteriores
tuvimos una fuerte discusión con jóvenes del PCE, por su
dejadez e inactividad, les habíamos
propuesto pelear juntos y se negaron, ya
habíamos tenido varios encontronazos con
motivo de su política de "reconciliación
nacional". Entonces los socialistas no existían, alguno de los
fascistas todavía no habían cambiado de bando.
Caía el sol, la oscuridad se iba
apoderando del pueblo, las sombras
aparecían por todos los sitios. Todos
sabíamos que mañana a esta hora se
habría producido el asesinato de 5
compañeros. La angustia comenzaba a
apoderarse de nosotros y también la
impotencia. Es terrible asistir a cámara
lenta a una injusticia de este calibre y no poder hacer más por
evitarlo. Sobre las 12 de la noche nos pusimos los
pasamontañas y en la moto que cada uno tenía, salimos a lanzar
más octavillas y más pintadas. Cada 15 minutos teníamos una
cita de seguridad, en una de ellas nos cruzamos con falangistas y
la tragedia estuvo a punto de consumarse.
Les hicimos frente y
los muy cobardes huyeron al cuartel de la guardia civil a pedir
refuerzos. Aunque íbamos con la cara cubierta nos identificaron,
en un pueblo nos conocemos todos, pero no se atrevieron a
denunciarnos. Algo estaba cambiando, el miedo lo empezaban a
sentir ellos.
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